lunes, 15 de abril de 2024

Entretenido entre una cosa y la siguiente

Jorge me dice que le cuesta cambiar de estado. Por las mañanas le cuesta levantarse y por las noches le cuesta irse a la cama. Adela me contaba que la cuesta el cambio, cerrar un tema para ponerse con el siguiente. Hay veces que se entretiene más de la cuenta con lo que tiene entre manos, posponiendo lo que sigue.

Por mi parte, hay veces que acabo una cosa y para cuando me quiero poner con la siguiente pasa media hora. Tiempo de cambio, tiempo para cambiar de una actividad a otra.

Raquel comentaba que no la molestaban demasiado las interrupciones porque era capaz de volver rápidamente a concentrarse en lo que tenía entre manos. A otros puede llevarles 15 minutos volver al punto en el que estaban tras una interrupción de 2 minutos. En este caso el tiempo de recuperación nos perjudica bastante más que la interrupción.

Es bastante común tener dificultades para empezar algo nuevo después de terminar una tarea o tardar en recuperarse de una interrupción.

Cambiar de tarea supone parar para volver a ponerse en marcha. Al parar nos podemos distraer con cualquier cosa, especialmente si no tenemos claro lo que vamos a hacer a continuación. No tener claro el siguiente paso puede generar indecisión.

Cambiar de tarea puede ser difícil para algunos debido a la resistencia al cambio, la indecisión y la distracción.

Tener claro el objetivo nos ayuda a recomenzar con lo siguiente una vez que cerramos algo. Aunque a veces no es suficiente. Tener caso el siguiente paso, la siguiente acción concreta, puede ayudarnos a ponernos en marcha.

Escribir la primera línea puede ser el disparador para hacer el informe. Lo mismo que ponerse las zapatillas y salir a la calle es la primera acción para ir a correr. Así que, si sientes que te atascas entre dos acciones, prueba a tener claro la siguiente pequeña acción concreta que comienza la siguiente tarea, dar el primer paso ayuda a dar los siguientes.

No te quedes enganchado en los descansos. En tiempos de estudiante, descansaba entre una asignatura y otra, entre un tema y otro. A veces los descansos eran demasiado largos, tan largos que no quedaba tiempo para ponerse.

Si no empiezas no acabas. Cuanto más tardes en ponerte, más tardarás en terminar. En ocasiones empezar es lo más difícil. Cuidado no te suponga media hora empezar a hacer algo que te lleva cinco minutos.

Para superar el tiempo de transición que se extiende, es útil establecer rutinas, planificar con anticipación y dividir las tareas en pasos más pequeños y manejables. Puede ayudar a iniciar nuevas tareas, incluso cuando no te sientas completamente motivado.

Si quieres ver cuando publico una nueva entrada puedes seguirme en LinkedIn. Pulsa aquí

miércoles, 10 de abril de 2024

Construir autoestima y autoconfianza

Ya llevo tres días de retraso, hoy es miércoles y el plan/compromiso era escribir una entrada en el blog los domingos. Ese compromiso tenía opción, si no lo escribía el domingo, hacerlo a lo largo de la semana. A veces los domingos se complican, así que aquí estoy.

Si no lo escribo probablemente la mayoría ni lo notéis, estáis demasiado ocupados con vuestras cosas como para prestar demasiada atención a un texto más. El que más lo iba a notar iba a ser yo.

Cuando alguien me dice que va a hacer algo y no lo hace pierde mi confianza. La gana cuando hace lo que dice, cuando es coherente. Además, gana mi estima y admiración. No todo el mundo es capaz de hacer lo que dice, algunas veces porque mienten y las más de las veces porque se despistan.

Pues lo mismo sucede conmigo mismo. Si cumplo lo que digo que voy a hacer, gano en autoconfianza, gano en autoestima. Cuando no cumplo con mi plan, la autoconfianza y la autoestima bajan.

La autoconfianza y la autoestima dan felicidad

Me he encontrado gente que no quiere hacer planes porque está convencida de que es incapaz de cumplirlo. De tanto no cumplir tienen la autoestima dañada y no la quieren dañar más. Es posible que tiendan a ser demasiado ambiciosos en el plan, metiendo demasiadas cosas. No cumplir con nosotros mismos nos hace daño. Lo primero, aprender a planificar adecuadamente.

Por mi parte trato de seguir el plan, si está bien hecho me pone las cosas más fáciles. También soy flexible cuando aparecen nuevas realidades, a veces es bueno cambiar el plan, no está escrito en piedra (mejor usar un lápiz para poder replanificar).

Además, cuando cumplo con el plan, cuando consigo el objetivo, eso me da un chute de energía y me ayuda para el siguiente plan, para el siguiente objetivo. Si me fallo a mi mismo, si me decepciono, pierdo energía.

Los ejemplos son múltiples. Ayer quería hacer bicicleta estática, ese era el plan. Estaba cansado, me daba mucha pereza y tenía a mi lado a mi hijo Juan, que ya es un experto en gestión del tiempo (sabe mucho, aunque aplica menos). El caso es que Juan me aconsejaba dejarlo, tampoco era tan importante.

Escuchar a Juan me ayudo a ponerme. No solo por mi autoconfianza, también por él. Quería que viese que, aunque a veces nos cuesta hacer lo que nos conviene, conviene hacerlo, porque nos conviene. Repito lo de conviene varias veces para que quede claro.

Así que conseguí hacer bicicleta, aunque deje la entrada del blog para hoy. Espero que algún día que Juan tenga pereza pueda encontrarse con estas líneas y vencer la barrera de la pereza, haciendo lo que le conviene.

Si quieres ver cuando publico una nueva entrada puedes seguirme en LinkedIn. Pulsa aquí

martes, 2 de abril de 2024

Esclavos del reloj. El cambio de hora da pistas sobre nuestra relación con el reloj

Este fin de semana, en España, el domingo ha tenido 23 horas en lugar de las 24 horas que tienen los días habitualmente. Tocaba cambio de hora de primavera, a las dos había que poner el reloj a las tres. Si habitualmente ya sentimos que nos faltan horas con 24 ¿Qué tal ha ido con 23? ¿Lo has notado mucho? ¿Todavía lo estás notando?

Ahora amanece una hora más tarde y anochece una hora más tarde. No porque la naturaleza se haya vuelto loca, sino porque hemos acordado cambiar la hora del reloj. El sol sigue a su ritmo, sale cuando toca y se esconde cuando toca.

Me parece una buena metáfora de cómo ahora nos gestionamos por el reloj en lugar de por el sol, o por las necesidades de nuestro cuerpo. El domingo habrá sido un día diferente, igual has retrasado la hora de levantarte o de comer, porque a la hora habitual todavía tenías sueño o no tenías hambre. Para tu cuerpo todavía era una hora antes.

Mira que quitarnos una hora del domingo, ya nos la podían haber quitado del lunes. Si has vivido el domingo sin reloj, igual sientes que te la han quitado del lunes, que es cuando tienes la obligación de ir a trabajar o de cumplir otros horarios.

El cambio de hora: a las dos serán las tres (El reloj manda)
Nos lleva unos días adaptarnos, como cuando tenemos jet lag al cambiar de uso horario, las distintas horas que nos rigen en distintos lugares. Por mi parte me cuesta más adaptarme cuando vengo de América a Europa que cuando voy de Europa para América.

El cambio de hora nos genera un mini-jet-lag. El cuerpo se tiene que adaptar al nuevo desfase entre la hora del reloj y la hora del sol. Nuestro cuerpo se rige por el sol, nuestra vida social habitualmente por el reloj.

Los relojes facilitan ponernos de acuerdo, es una herramienta para la comunicación social. Nos ayudan a programar nuestros días, con los demás y con nosotros mismos. Quedamos a una hora para dar un paseo, tomar un café. Nos sirven para ver cómo vamos de tiempo.

Te lo digo yo, que a veces me obsesiono con el tiempo y con la cantidad de cosas que tengo/quiero hacer. Así me convierto en ocasiones en esclavo del reloj, olvidándome de mi ritmo natural, el que marca el sol y el cuerpo.

Nos convertimos en esclavos del reloj cuando la hora parece gobernar nuestras vidas. Pendientes del reloj desde que nos levantamos hasta que nos acostamos. Corriendo contra el tiempo para cumplir horarios, en una carrera frenética contrarreloj, como si la vida fuese un sprint interminable. Prisioneros de un reloj que define nuestra existencia diaria.

Para mí la clave está en el equilibrio. Usar el reloj a tu servicio, para aumentar la consciencia del día y del paso del tiempo sin obsesionarte. También como herramienta eficaz para coordinarnos con otros. No dejando de lado la capacidad para escuchar el cuerpo, cuando necesita descanso, alimento, compañía o levantarte a dar un paseo; lo que te vaya diciendo.

Esta semana es una oportunidad especial para escuchar tu cuerpo, irte adaptando dentro de tus posibilidades al nuevo horario. Darte cuenta de que los horarios nos los imponemos, cuando estamos pendientes del reloj. Tenemos la oportunidad de diseñar para nosotros nuevos horarios, que se adapten a lo que necesitamos.

Dejar de correr, olvidando lo que necesita nuestro cuerpo, adaptar el reloj a nuestras necesidades personales. Diseñar horarios que se ajusten a nuestras vidas, con mayor armonía y consciencia.