domingo, 16 de octubre de 2016

La vendimia

Ayer fue día de vendimia, de recoger frutos, en compañía. La ribera del Duero es tierra de vino y en esta época se llena de gente recogiendo el fruto de la vid.

Ahora se vende la experiencia de pasar un día vendimiando y hay quién paga por vivirla, como decía el amigo al que fuimos a ayudar, para nosotros la experiencia fue gratis.

Una experiencia de conexión:
  • Con la naturaleza, al aire libre, con los frutos que vienen del trabajo, del cuidado de las cepas y de la tierra que nos provee.
  • Con nuestro pasado que nos une a nuestros ancestros agricultores que nos legaron el buen vino. Como otras muchas cosas.
  • Con los amigos con los que compartimos el trabajo.

Disfrutamos enormemente del día a pesar del trabajo, del esfuerzo y del resentimiento de la espalda. Un día equilibrado porque era un esfuerzo que podíamos asumir y tuvimos ratos de descanso y diversión, de reír y compartir anécdotas. Si hubiésemos trabajado mucho más de lo que estábamos acostumbrados hoy tendríamos dolores por todo el cuerpo. Hay que saber respetar las dosis, incluso de trabajo.

Si quieres llegar lejos vete acompañado, que además es mucho más divertido. Ese mismo trabajo, hecho sólo, hubiese sido mucho más duro, además más largo.

Para recibir ayuda tienes que pedir ayuda y hacer fácil que te ayuden. Javi y familia, los dueños de las cepas, supieron pedir ayuda y hacer fácil que el resto pudiésemos ir, facilitar desde los guantes a las tijeras y hacer el día agradable. Supieron acoger a todos los que fuimos, algo que siempre han hecho bien.
Javi con el tractor
Una experiencia vivida con los niños, que les permite ver y sentir de manera distinta. Puede parecer que un niño iba a hacer poco trabajo y ayer demostraron, desde la diversión, que podían coger muchas uvas. Todos reclamaron sus guantes, sus tijeras o garillos y aportaron. Cualquier ayuda es buena y no se debe despreciar.

Nos enseñan cada día cómo el trabajo puede ser divertido y cómo se hace mejor desde la voluntad que desde la obligación. Seguro que es mejor y más productivo si eliges trabajar que si te ves obligado a trabajar.


Y no hay que olvidar la celebración por el trabajo hecho, la satisfacción cada vez que se acaba una hilera o se llena un cesto y el disfrutar del resultado, las uvas o el buen vino. Al año que viene repetimos.

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