viernes, 8 de julio de 2016

Puedes escoger lo que haces y cómo sentirte

La semana pasada fui a Vitoria a un tratamiento médico, unos 120 kilómetros (pago de gasolina y autopista) más el tiempo invertido. Al llegar resultó que me habían cambiado la cita para esta semana y el viaje había sido para nada. Además había ido en ayunas y tenía bastante hambre.

Con toda amabilidad me comentaron que me habían dejado un mensaje de voz, que yo no había escuchado, avisando del cambio. Ante esta situación ¿Qué hubieses hecho?

Podía escoger enfadarme, montar un pollo a la persona que me estaba atendiendo y mostrarme muy indignado. Creo que sólo hubiese conseguido irme cabreado, con mal cuerpo y que la mala sensación me durase hasta la semana siguiente para volver a ir cabreado.

Podía escoger empeñarme en que me hiciesen el tratamiento, consiguiendo en el mejor de los casos que varios profesionales dejasen lo que estaban haciendo e improvisasen una solución, con lo cual igual el tratamiento no era óptimo.

En su lugar escogí ver cómo yo había contribuido y desde ahí aprender, escuchando los mensajes todos los días (así no me hubiese pasado) o quitar el buzón de voz.

Por otra parte decidí hacer lo que mejores resultados podía dar para todos, para la persona que me atendía, para mi mujer que me acompañaba y para mí mismo: Disfrutar de un estupendo pincho de tortilla y un café con leche en buena compañía, disfrutar de la conversación en el camino de vuelta. Aunque ir a Vitoria a comer un pincho de tortilla saliese un poco caro, no estuvo mal.

Además esta semana he podido ir con más ganas, mejor carácter y mejor dispuesto otra vez a Vitoria. El que primero hubiese sufrido el cabreo hubiese sido yo y después los más cercanos.

Hay veces que las cosas no salen cómo queremos, estamos en un aeropuerto y se retrasa el avión (algo habitual), podemos cabrearnos o aprovechar para hacer muchas de las cosas que se pueden hacer en un aeropuerto. En una ocasión que viajaba con un compañero se nos retrasó el vuelo cuatro horas y el aprovecho para hacer deporte y darse una ducha. Hasta ese momento no se me hubiese pasado por la cabeza algo así.

Si te encuentras en un atasco del que no puedes salir, el cabreo sólo te va a hacer daño a ti mismo y a los que te acompañen. Puedes escoger cómo encararlo, como te vas a sentir y quizá hasta aprovechar para relajarte o escuchar música.
Un libro que no te puedes perder
Víctor Frankl en su libro “El hombre el búsqueda de sentido” afirma que siempre podemos escoger cómo sentirnos ante las situaciones y hacía esta afirmación desde un campo de concentración en la segunda guerra mundial. Si no has leído el libro te lo recomiendo para este verano ;-).

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