miércoles, 3 de febrero de 2016

Respeta tus límites

Si me quedo trabajando en casa y necesito mucha fuerza de voluntad para hacer lo que tengo entre manos tengo un problema con la nevera. La nevera me atrae, el chocolate me apasiona, el embutido me encanta y aunque normalmente puedo resistirme a su atracción, en estos casos suelo sucumbir a la tentación.

Una de las consecuencias del estrés suele ser que aumenta el apetito hedonista, comer por placer y no por necesidad. Nos atrae la grasa y los azucares; en ocasiones nos lleva a consumir comida rápida.
Foto tomada de www.psychologytoday.com
Esa atracción por la nevera o por la comida rápida me avisa de que estoy llegando a mi límite de autocontrol. El cerebro tiene sus límites en la capacidad de procesamiento y se pone de manifiesto en distintas situaciones:
  • Auto-control: tengo una capacidad limitada de autocontrol y si me estoy controlando mucho para algo no me queda control para otras cosas (acabo en la nevera).
  • Decisión: tomar demasiadas decisiones agota, así que cuando hemos tomado muchas tendemos a tomarlas sin pensar. Esto lo saben los que nos venden un coche y creo que por eso nos dan tantas opciones. Ten cuidado cuando tomes demasiadas decisiones seguidas. Lo mismo pasa cuando compras en el hipermercado, lleva la lista de lo que vas a comprar (y lo que no).
  • Atención: nuestra atención es selectiva, no podemos percibir todo conscientemente y eso en ocasiones nos puede llevar a pasar por alto aspectos relevantes. Sobre todo si estamos muy centrados en algún aspecto. Los automatismos nos ayudan, aunque de vez en cuando nos tenemos que plantear nuestros automatismos.

La buena noticia es que podemos entrenar nuestros límites. Igual que cuando empezamos a correr después de una temporada sin hacerlo no soñamos con aguantar 40 minutos, es algo sencillo si entrenamos un tiempo. También podemos ampliar nuestra capacidad de auto-control, de toma de decisiones y de atención, empezando poco a poco y manteniendo la constancia.

El primer paso es la consciencia, darse cuenta de que te estás pasando de tu límite en algún aspecto y poder parar para tomar perspectiva y la mejor solución, que en muchos casos es descansar. Recuerda no somos superhombres o supermujeres, no lo podemos hacer todo, a veces compensa decir “NO” incluso a cosas que te gustan.

Planificar por anticipado, alejarte de la nevera si sabes que vas a tener poca fuerza de voluntad, decidir antes de encontrarte con poca capacidad de decisión que es lo que vas a hacer puede ser una solución.

La lista diaria de actividades es clave. Decidir al principio del día, con toda la energía disponible, en que te vas a emplear nos ayudará a tener un día provechoso que podamos disfrutar. Si esperas a salir del trabajo para decidir si vas a hacer deporte o te sientas frente a la tele con una bolsa de patatas ¿Cuál crees que será la decisión si sales cansado? ¿Cómo crees que te sentirías mejor al acabar el día? Decide por anticipado, antes de agotar el depósito de energía.


También hay veces que puedes decidir darte un premio por el trabajo realizado. No pasa nada por una hamburguesa de vez en cuando. Ya lo tenía decidido, de premio, en cuanto acabe el post me voy a comer una hamburguesa… Eso sí, casera :-)

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