viernes, 26 de febrero de 2016

El poder del baile

El baile, de manera natural, forma parte de nosotros mismos. Los niños bailan cuando están contentos, como forma de expresarse, para relacionarse con los demás. Podemos encontrar bailes de celebración, para ir a la guerra o para atraer la lluvia. El baile expresa sentimientos y estados de ánimo.

Como forma de entretenimiento y encuentro nos vamos juntando, este año uno de cada dos fines de semana, unas cuantas parejas en el pueblo para bailar y aprender esta forma de comunicación y acercamiento.

Surgió como surgen otras muchas cosas, casi sin querer, y el grupo ha ido creciendo gracias a la pasión que pone el maestro, Atigo, que lleva el ritmo en la sangre después de unos años viviendo en Cuba. No llevamos mucho tiempo y para los que no habíamos bailado mucho el avance es espectacular.
Atigo y su pasión
El pasado fin de semana caí en la cuenta de la cantidad de cosas que se pueden aplicar al día a día de las aprendidas en el baile:
  1. La importancia de la pasión, que es contagiosa y anima a aquellos que te rodean. Hacer las cosas con pasión lleva a que salgan y se perciban mejor, nos impulsa a seguir, como hace Atigo.
  2. La vergüenza limita el aprendizaje, si no te atreves a probar los pasos, aunque al principio salga mal, no aprenderás. Para avanzar hay que salir de la zona de confort y arriesgarte al qué dirán.
  3. No sale bien a la primera, hay que seguir intentándolo y practicar, mucho mejor un rato a diario. Ser constante y no desfallecer siguiendo tus metas.
  4. Dar tiempo para que el aprendizaje deje poso, no se puede conseguir todo en un día, tener paciencia, saber esperar a que la siembra de sus frutos.
  5. No estamos solos, todo funciona mucho mejor cuando te coordinas con quien te acompaña, es fundamental saber comunicarse y entender las señales.
  6. No hace falta correr, no hacen falta grandes movimientos, sólo seguir el ritmo, dejarse llevar por la música en la dirección correcta. Si corres demasiado te vas a pegar una gran sudada (como a mí me pasaba) y acabarás muy cansado.
  7. Para seguir el ritmo hay que escuchar la música. En la vida hay que escuchar para no hacer a lo tonto, no hacer las cosas que no hacen falta o no meterte donde no te llaman. La escucha es la mejor herramienta para bailar y para comunicarte.
  8. Aprender a usar las pausas, saber parar y esperar. En un mundo donde vivimos la cultura de la prisa la pausa tiene un gran impacto, dando un discurso, meditando una respuesta o bailando.
  9. Disfrutar del baile, sale mejor, te ayuda con las dificultades y los errores se toman con humor en lugar de con desesperación, ayudando a mejorar. Disfrutar de lo que haces tiene el mismo efecto.
  10. La importancia de estar con otros, el baile no es lo mismo estando solo, aunque también se puede disfrutar de bailar sin compañía. Los compañeros nos ayudan a un viaje más enriquecedor.

La vida es un baile y tú escoges si te quieres quedar mirando o quieres saltar a la pista y bailar, vivir y compartir con los demás ¡qué disfrutes del baile!

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