miércoles, 5 de agosto de 2015

Atreverse – arriesgarse – carpe diem

Si no friegas o pones la mesa es difícil que rompas un plato, si no cocinas no se te quemará la comida, si no te presentas a un examen no suspenderás o si no pides una cita a alguien que te gusta no te dirán que no. También te perderás tener los platos limpios por ti mismo, cocinar una buena comida e ir aprendiendo a cocinar, aprobar el examen o que te digan que “sí” al pedir la cita a alguien que te gusta.

Como en estas ocasiones comentadas hay otras en las que puede que no lo intentes por miedo al fracaso, miedo al qué dirán, a no dar la talla. Dice el refrán “siente miedo y hazlo de todos modos”. Si no haces no te equivocas pero tampoco consigues muchas cosas, sin decisión para hacer te perderás muchas cosas sin probar.
Saltando en Menorca - Foto de Xosé Castro Roig
El miedo puede ser positivo para protegernos del peligro, aunque en el caso que te paralice ante un peligro falso te está negando algo que ya te pertenecía, algo que no te atreves a coger.

Uno de esos peligros falsos es valorar más lo que los demás dicen de ti, lo que puedan llegar a pensar, que valorar lo que piensas tú de ti mismo. Para conseguir algunos de tus objetivos, de las cosas que te gustarían, debes salir de la zona cómoda, la zona de confort, lo habitual y en ocasiones hacer frente a la presión del grupo, que marca otra dirección. El rebaño de ovejas sigue a las que van en cabeza, lo que no quiere decir que las primeras sepan a dónde van.

Dice Francisco Alcaide que cuando haces algo “aciertas o aprendes”. Es difícil que todo nos salga perfecto a la primera, de hecho la mayoría de nosotros andamos y parece que de media nos caemos 4000 veces antes de aprender a andar. Si no nos hubiésemos arriesgado a caernos ahora no andaríamos. No he conocido a nadie que no se haya caído nunca, podéis preguntar por ahí.

Si no sale, si te equivocas, te puedes recuperar, para eso está la resiliencia, la capacidad de recuperarnos de situaciones adversas. Y cómo los músculos la tendremos más desarrollada si la trabajamos, nos recuperaremos más fácil, igual que nos resultará más fácil tomar el riesgo de hacer si nos vamos habituando con pequeñas cosas.

Hacer lo de siempre es cómodo, seguro, puede ser aburrido, te pierdes el 100% de los viajes a los que nunca te arriesgas. Esto no significa que debamos estar constantemente atreviéndonos, lo que quiero decir es que merece la pena arriesgarse de vez en cuando. Seguro que todos tenemos en mente alguna vez en la que hubiese merecido la pena atreverse y seguro que también todos tenemos en mente alguna cosa en la que merezca la pena tomar el riesgo, empieza por ahí.

En un cartel leí: “no nos atrevemos a muchas cosas porque nos parecen difíciles, pero son difíciles porque no nos atrevemos”

No se puede reciclar el tiempo perdido, ni las oportunidades perdidas, aunque siempre hay ocasiones nuevas. El tren pasa varias veces, aunque hayas perdido el anterior igual todavía estás a tiempo, si te decides a subir a algún tren. No me gusta el dicho del tren sólo pasa una vez, creo que no es cierto, aunque a veces no somos capaces de ver los trenes que van pasando. No te quedes anclado en lo que no hiciste, eso ya pasó.

No sacas tiempo para esa afición que tanto te gusta, emplea el truco de los 5 minutos, es cómo magia, seguro que puedes sacar 5 minutos esta semana para ella, por arte de magia, si te comprometes a dedicar esos 5 minutos aparecerá más tiempo. Normalmente lo que más cuesta es ponerse.

Como ya dije en una entrada anterior, puedes elegir seguir igual o cambiar, tú decides, tenemos la libertad de elegir aceptando las consecuencias. El que no arriesga no gana, tanto pones tanto sacas, si no pruebas no lo consigues. No hacer puede ser más estable aunque nos priva de oportunidades para que pasen cosas nuevas.


Una gran película como es “El club de los poetas muertos” nos invita a ver el mundo desde otra perspectiva, no ser amebas, escuchar nuestra propia voz, coger las rosas mientras podamos, pues todos seremos pasto de los gusanos, la mala noticia es que no somos inmortales, aunque vivamos como si lo fuésemos, no esperes a que sea demasiado tarde, carpe diem. Te dejo un fragmento de la película que seguro puedes saborear (son menos de 2 minutos).

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