jueves, 31 de diciembre de 2015

Balance de lo hecho, celebración y nuevo camino

El último día del año es un gran día, como el último momento de cada etapa, de cada proyecto, de cada experiencia. Es un gran día para hacer balance del año vivido, de sus momentos buenos y no tan buenos, de lo que hemos aprendido, con los aciertos y las equivocaciones.

Es un momento de celebración por lo logrado y de agradecimiento hacia los que nos han ayudado a conseguirlo. Hoy quiero celebrar con vosotros y vosotras que me habéis acompañado las 52 entradas del blog en 2015, una a la semana.

Como ya he comentado en alguna ocasión cumplir con los objetivos ayuda a la autoestima y a lograr los siguientes. Hace un año me propuse escribir una entrada semanal y estoy contento de llegar a las 52 entradas. No ha sido fácil algunas semanas, es lo que hace que el logro me deje más satisfecho.
Y os quiero dar las gracias porque me han ayudado vuestros comentarios, offline y online, en el blog, en Twitter, en Facebook o en Linkedin. Además me han ayudado a aprender un poco más, a ampliar reflexiones y a tratar de seguir aportando. Por todo ello GRACIAS y espero seguir contando con vosotros el año próximo.

Debes partir de tu esencia para saber que es el éxito para ti y no dejarte engañar por el éxito social o el que marcan otros. Una vez definido tu objetivo la constancia te ayudará a acercarte a la meta y a disfrutar del camino, un camino que se hace mejor acompañado. No olvides celebrar el éxito, será el combustible para seguir caminando.

Es la historia que cuentan cinco entradas de este año con las que me quedo especialmente:
  1. La entrada más popular, volver a la esencia, que nos invita a volver a aquello que nos conecta con los demás y con la naturaleza.
  2. Te pido que hagas tu definición de éxito, no vaya a ser que tengas apoyada la escalera en el sitio equivocado.
  3. Mantén la constancia durante el camino te acercará a tu destino.
  4. Mucho mejor en buena compañía, así que escoge con quién te juntas.
  5. No olvides celebrar el éxito, como espero hagáis todos antes de comenzar el 2016 y con cada éxito.

También quiero agradecer a Francisco Alcaide que sembrase en su día el objetivo de una entrada semanal en mi cabeza y que se haya acordado de uno de mis post este fin de año entre los 50 post que le han gustado de 2015, GRACIAS Paco.


Te propongo que esta noche comentes lo bueno del año, lo que te llevas para el año siguiente y que lo celebres con los que tienes alrededor, la alegría compartida es más alegría y las penas compartidas son menos penas (esto vale para la noche del 31 de diciembre o para cualquier noche; los días de celebración los escogemos nosotros).

jueves, 24 de diciembre de 2015

Como sobrevivir a la Navidad

¿Te gustan las Navidades? ¡Qué pregunta más complicada! Es un tiempo que nos despierta sentimientos encontrados, a los adultos, porque para la mayoría de los niños es una pregunta muy sencilla. Así que por qué no preguntar a los que saben la respuesta y sus razones.

Un niño te dirá que le encantan, para empezar le dan vacaciones, se encuentra con sus primos y demás familia, es un tiempo mágico donde vienen los Reyes Magos y últimamente también Papa Noel. Las calles se iluminan y hay un montón de actividades divertidas.
Navidad en Burgos
Los adultos que estaréis leyendo este post pensaréis, así cualquiera, a mí también me gustaban cuando era niño, ahora es distinto, no son más que obligaciones, comidas y cenas en exceso, un montón de mensajes en el móvil, que si los recibes te abruman y si no los recibes piensas que nadie se acuerda de ti.

Cuántas veces has oído eso de que esta Noche Buena cenamos huevos con patatas fritas y qué pocas veces se hace. Si es que no sabemos lo que queremos y si lo sabemos, no nos queremos salir de la rueda.

Volvamos a los niños y la que creo que es la clave de que disfruten intensamente las Navidades, son maestros en vivir el momento, ahora que está de moda el Mindfulness. Ellos no se preocupan de que va a haber esta noche (24 de diciembre) para cenar, de hecho cenarán unas salchichas y a correr, que esas cosas raras que comen los mayores a la mayoría no les gustan.

No se preocupan con qué familia les toca pasar cada día, si con la de papa o con la de mama, ni de qué regalos hay que comprar, ni les preocupa demasiado si se llevan mal con alguien. Simplemente viven el momento, lo que toca en cada instante, sin preocuparse de lo qué vendrá en cuatro días o de lo que acaba de pasar.

No tiene que estar todo perfecto, porque ellos no se plantean ese ideal, las cosas van viniendo y disfrutan de cada experiencia y de los reencuentros como nadie. Saben vivir con emoción, dejarse impresionar e ilusionar. Qué distinta es la ciudad cuando salimos con ojos de niño a mirar las luces, la gente que se mueve.

Y cuando están cansados, pues a descansar, que no es obligatorio divertirse, se tiran en cualquier sofá y duermen como angelitos, poco preocupados del que dirán. No tienen que cumplir, porque no saben lo que es eso, van haciendo según les apetece y se divierten mucho a la par que alegran a los de alrededor. Si haces por obligación, ni disfrutas ni disfrutan los de alrededor.

Si quieres vivir mejor estas Navidades haz como los niños, disfruta del momento, de cada encuentro, no te preocupes por lo que pasará mañana, ni por si está todo perfecto, no te molestes por el que dirán y si el cuerpo te lo pide descansa. Cuando estés con la gente estate y si no vas a estar es mejor que no estés por cumplir.


TE DESEO UNAS FELICES FIESTAS Y UN MAGNÍFICO 2016

jueves, 17 de diciembre de 2015

Según con quién te juntes…

Hay personas que marcan tu vida, que te ayudan a mantener el rumbo o que te inspiran para cambiarlo. Manete fue una de esas personas en mi vida.

Con 18 años me fui a Madrid a estudiar y tuve la suerte de vivir seis años en el Colegio Mayor Santa María de Europa, seis años de experiencias, rodeado de más de 200 estudiantes que se convirtieron en mis compañeros de viaje. En el colegio había gente de todo tipo, con distintas inquietudes y experiencias.

Durante los primeros años compartías habitación y tuve la suerte de compartirla con Manete, un segoviano campechano y buena gente que tuvo mucho que ver en que esos dos años me fuese bien como estudiante. Manete era y sigue siendo un tío constante, ahora se dedica a correr maratones entre otras cosas, con gran capacidad de concentración, los objetivos claros y un gran gestor de su tiempo. El me enseño lo que era ser un “trapero del tiempo”, aprovechando los minutos sueltos que te van quedando entre una actividad y otra.

Dice el refrán que “dos que duermen en el mismo colchón se vuelven de la misma condición”. Cada uno teníamos nuestro colchón y aun así aprendí muchas cosas de mi compañero, me influenciaron muchos de sus hábitos y su ejemplo me ayudó a estudiar de manera constante.

Y no es que Manete estuviese todo el tiempo estudiando, también estaba en la tuna (con lo cual salía), era uno de los pilares del equipo de fútbol y futbito del colegio y las partidas de mus que echábamos eran memorables, a veces hasta altas horas de la mañana. Todo en su justo equilibrio, nada en demasía como decían los griegos.

Si con 18 años me hubiese encontrado con un compañero de habitación al que le va la fiesta, le gusta jugar a las cartas y pasar el tiempo de manera ociosa me hubiese costado más sacar adelante los estudios.

Es difícil nadar contracorriente y se avanza mucho menos, si es que se avanza. El ambiente del que te rodeas (o del que estás rodeado) es como la corriente

Era influenciable con 18 años y sigo siendo influenciable ahora con bastantes más. Otro refrán reza “Dime con quién andas y te diré quién eres”. Pone de manifiesto la importancia de las compañías para determinar la persona en la que nos convertimos.

He oído en muchas ocasiones de Francisco Alcaide que te conviertes en el promedio de las cinco personas con las que más te relacionas. Las personas de las que te rodeas tienen una gran influencia en tu vida.
Tomado de Twitter de Belén Frau
Además tiendes a rodearte de los que son cómo tú, los que refuerzan tus creencias, si eres optimista te juntas con optimistas, si eres pesimistas con pesimista.

¿Cómo quieres ser? Busca personas que ya sean así, de las que aprender, y aunque no nos enseñasen que es bueno copiar, benchmarkig lo llaman los anglosajones, es más fácil copiar lo que hacen bien otros que aprender sólo, ver lo que funciona.

Te propongo que esta semana busques a alguien a quien admires por algo y pases más tiempo con él, aprende esas cosas que te gustan y pregunta, normalmente nos encanta a todos enseñar lo que se nos da bien.


Si no te conviene el ambiente del que estás rodeado, cambia de entorno ¿Cuánto más te vas a quedar ahí? Busca tierra fértil en la que crecer, dónde tengas suficiente agua, tenemos la ventaja de podernos mover y decidir cuál será nuestro entorno.

viernes, 11 de diciembre de 2015

Los plazos motivan a la acción

En estos tres meses se está produciendo un incremento espectacular en las Tesis Doctorales defendidas en la Universidad ¿A qué se debe este incremento sin precedentes? Sin ninguna duda se debe a un plazo establecido para los planes viejos de doctorado, ya hace más de dos años, en el que se establecía cómo límite para depositar la Tesis Doctoral octubre de 2015 y para defender febrero de 2016.

La mayoría de los que tenían algún trabajo avanzado y realmente querían alcanzar el grado de Doctor han hecho el esfuerzo de encontrar el tiempo y aplicarlo a su investigación en estos últimos dos años. En mi trabajo en la Universidad he podido ver estos esfuerzos y estos meses asisto a más tribunales de Tesis Doctorales de los que estaba acostumbrado. Probablemente estas Tesis se habrían alargado de no tener el plazo tan definido, en algunos casos varios años más.
Los plazos motivan a hacer y a lograr resultados
Dan Ariely cuenta en su libro “Las trampas del deseo” un experimento que hizo con sus alumnos universitarios. Este experimento tiene una fuerte relación con el establecimiento de fechas. Creo tres grupos con alumnos equivalentes y propuso tres trabajos a realizar en un cuatrimestre:
  • Grupo. A – Ellos se ponen las fechas tope al inicio del curso. Si no cumplen penaliza.
  • Grupo. B – El profesor pone las fechas tope al inicio del curso. Si no cumplen penaliza. Tres fechas equidistantes, una cuándo había pasado 1/3 del curso, otra a los 2/3 y otro trabajo a entregar al final.
  • Grupo. C – No hay fechas tope (sólo el último día del curso).

Parece que los que más ventajas tienen son lo que sólo tienen la fecha tope del último día y se auto-organizan según sus necesidades. Pueden hacerlo como los demás y tienen otras opciones.

El resultado del experimento es que las mejores calificaciones las obtienen los del grupo B (el profesor fija las fechas equidistantes), después los del grupo A (se han fijado sus propias fechas límite) y las peores notas lo que tienen mayor libertad y plazos más flexibles.

La conclusión parece obvia, los plazos nos movilizan, nos ayudan a alcanzar las metas con mayor calidad, si es que son realistas, son alcanzables y nos suponen un reto. Tendemos a procrastinar, a posponer para el futuro, ese tiempo mejor e infinito donde tendremos espacio para cualquier actividad que nos propongamos. Después el futuro llega y resulta que está lleno de actividad como el presente.

Las metas nos ayudan más si están establecidas desde fuera, si tenemos que dar cuentas de un objetivo que nos ha puesto alguien a quien respetamos.

También ayudan si las metas nos las ponemos nosotros, con unos plazos claros. Es muy importante temporizar los objetivos, para que no se atasquen indefinidamente en nuestra mente sin hacer nada.

Cumpliendo con lo que nos auto-proponemos en plazo ganamos en auto-confianza. Igual que confiamos más en los demás cuando cumplen, confiamos más en nosotros mismos cuando cumplimos. Cumplir los plazos es un hábito, si estás acostumbrado a cumplir tenderás a cumplir.

Para ir creciendo en auto-confianza y cumplimiento empieza con metas sencillas, planes sencillos que llevar a cabo. Es increíble lo que se puede lograr implementando planes sencillos que nos llevan a la acción.


Si hay algo que has estado posponiendo durante mucho tiempo, establece un plazo, parte el gran objetivo en pequeños objetivos con sus plazos. La visualización de la meta te ayudará a seguir dando pasos. Al final es probable que estés más cansado, también estarás más cerca de llegar.

sábado, 5 de diciembre de 2015

Encuentra tu pasión

Por mi trabajo me encuentro en muchas ocasiones gente que me pregunta ¿Tú qué harías? O ¿Qué puedo hacer? Y suelo contestar con una pregunta ¿A ti que te gusta? ¿Qué es lo que quieres?

Es una pregunta que cuesta hacerse, que habitualmente no nos la hacemos, nos enseñan a hacer lo que hay que hacer, en pocas clases el profesor pregunta a los alumnos “¡Bueno! ¿Qué queréis hacer hoy?” Lo que nos dicen es que hoy tocan sumas y mañana restas.

He encontrado algunos motivos para no responderse a la pregunta ¿Qué es lo que quiero? O a su variante ¿Qué me gusta hacer?
  1. No nos tomamos el tiempo, viajamos en automático.
  2. No queremos saberlo, la pregunta puede resultar incómoda, nos puede sacar de nuestra zona de confort, de lo conocido, nos decimos “Total, no estoy tan mal, podría ser peor”.
  3. Tenemos miedo a saber lo que queremos y no conseguirlo, lo que nos haría sentir como fracasados (no estará el fracaso en ni siquiera intentarlo, en no disfrutar del camino).
Es mucho más fácil esa pregunta de ¿Qué se te da bien? Que también es importante, sobre todo si eso te gusta. Si no te gusta, como se te da bien, si está reconocido socialmente y bien pagado, te puedes encontrar un día trabajando un montón de horas en algo que se te da muy bien, está bien pagado y no te gusta. Si lo piensas suena a condena.

"Atrapado en un trabajo que no te gusta porque se te da bien, está reconocido además de bien pagado"

Hace un par de semanas estuve visitando AMICA en Torrelavega, que trabaja con personas con alguna discapacidad, apostando por una vida más autónoma de todos. Bien pensado todos tenemos alguna discapacidad y para mí fueron un ejemplo de cómo apostar primero por lo que te gusta y después por lo que si puedes hacer.

Encontré un ejemplo en la gente que allí trabaja, guiados por la ilusión, la pasión y unos valores compartidos. Encontré ganas e ilusión en las personas usuarias, que apuestan por lo que si pueden hacer. Encontré implicación de las familias y trabajo en equipo. Lo que logramos lo logramos con los demás.

La motivación interna es más potente que la motivación externa, lo que viene de dentro, lo que hacemos porque queremos, tiene más fuerza que lo que nos dan desde fuera, como puede ser una remuneración (que también es necesaria). Además esa motivación interna se transmite en forma de pasión, ilusión a los que nos rodean, a los que trabajan a nuestro lado y los clientes, usuarios o personas que reciben nuestros productos o servicios. Si hacemos las cosas con pasión seguro que se venderán más.
Pasión - foto de Alexis Pérez
Eres responsable de buscar tu pasión ¿Crees que las cosas te suceden o que haces algo para que las cosas sucedan? En psicología se llama locus de control interno (si te sientes responsable de lo que sucede) y externo (si crees que las cosas te suceden sin más).

Decía Henry Ford “Tanto si crees que puedes como si crees que no puedes estás en lo cierto” Si anticipas un fracaso ya no lo intentarás, si piensas que lo lograrás y crees en tus posibilidades lo intentarás hasta conseguirlo. Si estás convencido de que no puedes subir esa montaña, que no puedes aprobar ese examen, no lo intentarás, o lo intentarás a medias y no lo lograrás, te quedará el consuelo de decirte: “Ya sabía yo que no podía”

No creo que podamos hacer cualquier cosa aunque lo intentemos con todas nuestras fuerzas, probablemente aunque haga todo lo que esté en mí mano no podré llegar a pisar la superficie del sol, igual otras generaciones lo harán. Lo que también creo es que nos ponemos límites y no intentamos cosas que si podríamos hacer, cada uno por nuestros motivos: no queremos esforzarnos, estamos muy cómodos donde estamos, tenemos miedo al fracaso.

Te invito a pensar que es lo que quieres, a valorar con criterio y realidad tus posibilidades y el esfuerzo que hay que hacer, a no tener miedo y perseguir tu sueño si crees que es posible. Incluso aunque no llegues, podrás disfrutar por el camino de perseguir algo que te importa. Te invito a disfrutar de tu trabajo y descubrir lo que te apasiona de él.

viernes, 27 de noviembre de 2015

Sonríe, la vida mulitplica tus sonrisas

Hace unos cuantos años disfruté de una beca para trabajar en una oficina de Caja Madrid, después de una semana de formación estaba atendiendo una ventanilla en una oficina muy concurrida, tres personas en caja que no parábamos en toda la mañana.

Paco, uno de mis compañeros, sonreía a cada cliente, lo trataba con una amabilidad más allá de lo común y así todos los días. Me llamó mucho la atención su gran actitud y me agradaba mucho trabajar con él, todo el ambiente mejoraba con su presencia.

Tras dos semanas trabajando juntos no pude resistirme a decirle lo que me admiraba su buen trato a todo el mundo y el me contesto con una gran explicación: “Mira, en cualquier caso estoy aquí de 8 a 15 atendiendo a personas y puedo elegir estar de buen humor, sonreír y dar un poco de alegría a cada uno o estar de mal humor y amargado porque me gustaría estar haciendo otra cosa. Cada día elijo regalar una sonrisa sentida al que pasa por ventanilla y lo mejor de todo es que muchos me devuelven esa sonrisa multiplicada, disfruto la mañana, acabo con más energía, me siento más contento y tengo muchos menos problemas”

¿Cómo crees que sería esa mañana si hubiese optado por estar de mal humor y con el ceño fruncido? Las emociones se contagian y podemos contagiar alegría, enfado, hasta el cansancio y la desgana. La ley de la reciprocidad hace que recibas lo que das, si no recibes lo que quieres mira a ver qué es lo que estás dando.

¿Sonríes porque estás feliz? O ¿Estás feliz porque sonríes? Tendemos a pensar que la sonrisa es expresión de una felicidad, las sentimos casi a la vez. Los psicólogos han demostrado que la emoción puede seguir al gesto, que si sonreímos seremos un poco más felices. La acción, la sonrisa, podemos controlarla, es más escurridiza la felicidad.
Foto de Javier Martínez - La sonrisa del poeta
Para generar cercanía los niños sonríen de manera natural, llevamos la sonrisa en los genes, es clave para que se aproximen a nosotros o para acercarnos a los demás cuando somos bebes o niños. Se nos olvida que también es importante cuando somos adultos. Perdemos esa naturalidad en la sonrisa por falta de práctica, por vergüenza, porque pensamos que es poco profesional o por cualquier otro motivo y al perder la sonrisa nos perdemos muchas cosas más que suceden si sonríes a la vida y a la gente.

Escoge sonreír, elige de qué humor quieres pasar el día y se pondrá en marcha la profecía auto-cumplida: si estás convencido de algo es mucho más probable que suceda.

Si sonríes la vida te devuelve una sonrisa. Dale Carnegie nos recomendaba sonreír en su libro de 1936, un clásico, “Cómo ganar amigos e influir sobre las personas”. Una sonrisa expresa que me gustas, haces que me sienta feliz, me alegro de verte. Te recomiendo leer ese libro, quien vea el título sonreirá y quizá te pregunte, ¿Qué pasa? ¿Es que no tienes amigos? Encontrarás muchas recomendaciones de sentido común como esta de sonreír, aunque quizá no de práctica común.

Esta semana te propongo sonreír más, sonríe a alguien cada hora de manera intencional, seguramente la gente con la que te cruces por la calle pensará que estás un poco loco o loca, igual te encuentras con la locura de ser un poco más feliz. Empieza por sonreírte a ti mismo por la mañana frente al espejo, empieza el día con energía. Por mi parte trataré de aplicarlo.

Puedes enviar este post dando las gracias a quien te haya regalado su sonrisa y te la regale habitualmente. Cuantas más sonrisas regales más sonrisas tendrás.

miércoles, 18 de noviembre de 2015

Infoxicados

Estamos infoxicados, saltamos tan rápido de una página web a otra que no nos damos tiempo para asimilar, en la cultura de la prisa prima la cantidad. Tanto que leer y tanto que leemos y después de tanto esfuerzo y tanto correr no nos quedan ideas claras.

Tenemos un problema de tiempo para tanto que queremos procesar, empezando por el Whatsapp, con todos sus grupos ¿Cuántos se pasan ya más de dos horas diarias con el móvil? ¿Qué valor nos aporta lo que leemos en el Whatsapp? Muchos han decidido salir de la aplicación y abandonarla totalmente, incapaces de poner límites a su conexión infinita.

Una adicción supone como tal que tenga repercusiones negativas en el entorno, en las relaciones. Por poner algún ejemplo: ¡Cuántas parejas se ven influidas negativamente por el uso excesivo de las nuevas tecnologías de la información! Uno quiere hablar y el otro está conectado al móvil o ¡cuántos niños se quedan diciendo algo a sus padres sin ser escuchados! Los padres, a veces, damos mal ejemplo conectados al móvil y desconectados de los niños (después diremos que no escuchan, aprenden por imitación).
Foto tomada de libertad digital: lo que el amor ha unido que no lo separe un móvil
Dicen que estamos en la era de la información, será así si somos capaces de adaptarnos. Algunos están en la era de la información y otros en la era de los datos, muchísimos datos de los que podemos sacar información valiosa o en los que perdernos.

¿Cuál es la diferencia entre datos e información? La información nos sirve para tomar decisiones, nos ayuda a que estas sean acertadas con mayor probabilidad. Los datos solo nos sirven para ocupar espacio en la cabeza.

Nuestra cabeza es como un ordenador, si la llenamos, como cuando llenamos la RAM del ordenador, ira lenta, pensaremos más despacio y cometeremos más errores, como le pasa al ordenador saturado. En un trastero demasiado lleno no encontramos lo que buscamos. Si llenamos demasiado nuestra cabeza la convertimos en un trastero en el que no encontrar nada.

Tampoco nos podemos obsesionar por conseguir toda la información, tenemos que aprender a vivir con cierta incertidumbre, nunca sabremos todo, nunca vamos a estar seguros. Si nos obsesionamos con tener todo controlado entraremos en “parálisis por análisis”, tanto analizar las posibilidades al final no decidimos nada. Saber decidir cuando tengo suficiente información, cuándo así ya vale para tomar una decisión o hacer lo que quiero.

“No se puede saber todo”

En marketing está demostrado que con demasiadas opciones compramos menos, el temor a equivocarnos con tantas posibilidades. Si tenemos que decidir entre 24 mermeladas compraremos menos mermeladas que si tenemos 6 mermeladas para elegir. El 30% de los que paran en la muestra con 6 sabores acaban comprando un tarro, mientras que solo el 3% de la mesa de 24 sabores acaban comprando uno. Te dejo un video de Sheena Iyengar explicando como decidimos con más información o si nos bloqueamos (16 minutos).


Internet está diseñado de una forma atractiva para nuestro cerebro, al que le gusta saltar de un sitio a otro. Podemos pasar dos horas conectados a Internet leyendo y acabar no recordando nada de lo que hemos leído. Como cuando pasamos un par de horas delante de la televisión con el mando a distancia, cambiando de un canal a otro sin ver nada realmente.

Cómo movernos en el mar de datos, en el mar de publicaciones, de cosas interesantes que nos llaman la atención:
  1. Para pensar con más claridad debemos empezar con un objetivo claro en mente, para no perdernos. En lugar de ir saltando de un lugar de la red a otro sin propósito tener claro que información buscamos y cual vamos a leer.
  2. En este caso menos es más (menos información aporta más claridad). Buscar lo relevante, lo que nos aporta valor para las decisiones que vamos a tomar o lo que tenemos que hacer y eliminar el ruido de todos esos datos superfluos.
  3. Recomiendo un par de semana de dieta hipo-informativa, es decir, bajar la cantidad de información que procesamos: menos televisión, menos prensa, menos radio, menos Internet sin propósito, menos correos, menos Whatsapp.
  4. Ser selectivos con lo que leemos, vemos y las charlas a las que acudimos, es el alimento de nuestra mente. Igual que para estar en buena forma física somos selectivos con lo que comemos y no nos excedemos en cantidad para estar en buena forma mental debemos alimentar de forma adecuada a nuestra mente, además de ejercitarla periódicamente.
  5. Buscar momentos para no procesar información, momentos de descanso mental, de descanso, de respiraciones profundas.

Si conoces a alguien que esté infoxicado igual le viene bien leer este post (aunque no sé si llegará hasta el final o si se quedará entre la pila de documentos por leer) o mejor aún, envíaselo a quien te inunda con información, igual así piensa mejor que es lo que merece la pena enviar.

Por cierto, felicidades si has sido capaz de llegar al final del artículo, con tanta prisa tendemos a leer a medias y no acabar, dejar para más tarde, ese momento que nunca llega.

jueves, 12 de noviembre de 2015

Tanto que hacer nos bloqueamos y no hacemos nada

A veces tenemos tanto que hacer que no sabemos por dónde empezar, nos bloqueamos y no hacemos nada. El estrés se apodera de nosotros y nos paraliza, nos amontonamos y vamos saltando de una actividad a otra sin terminar nada.

Dale Carnegie escribió en 1944 el libro “Cómo suprimir las preocupaciones y disfrutar de la vida” y sus consejos son de plena actualidad. En esta ocasión quiero compartir uno de sus principios.

Los trasteros suelen estar llenos, según la ley de Parkinson las cosas que guardar crecen hasta llenar el espacio disponible: en trasteros, en armarios, en cajones. Con tantas cosas después cuesta encontrar lo que necesitamos revuelto entre tantas cosas que ya no usamos, por eso es bueno hacer limpieza entre vez y cuando.

Lo mismo ocurre con las cosas que hacer, según la misma ley de Parkinson, las tareas crecen hasta llenar el tiempo disponible, o en una variante, el tiempo que lleva una tarea crece hasta llenar el tiempo disponible.
Estrés de Gabri Solera
Como los granos en un reloj de arena vamos acumulando proyectos pendientes para hoy, para la semana, para este mes, otras que acabar en el trimestre, algunos de ellos compuestos de múltiples tareas. Y cuando nos encontramos al límite cualquier gota desborda nuestra capacidad y el estrés aparece. En ese momento nos volvemos más huraños, nos enfadamos con facilidad, nuestra eficacia decrece, entre otras cosas. Es hora de poner orden.

Uno de los consejos en este caso es vivir en compartimentos estancos, al día de hoy. Lo del mes que viene tocará al mes que viene, lo del año que viene tampoco toca hoy. Podemos hacer el esfuerzo por un día, dedicarnos a lo que vamos a hacer hoy y dejar de preocuparnos por lo que tocará la semana que viene. No preocuparse por los 10 kilómetros que tenemos por delante, ocuparnos en el siguiente paso.

“La manera de prepararnos para lo que vendrá es hacer lo mejor que podamos lo que toca hoy (lo mejor que podamos y no más)”

Podemos hacer nuestro trabajo, por duro que sea, al menos por un día. Podemos tener paciencia al menos hasta que se ponga el sol.

En ocasiones nos preocuparnos más de lo que nos ocupamos. Nos podemos preocupar del hambre y las guerras en el mundo, perdernos en conversaciones o discusiones, olvidando al que tenemos al lado, ver si tiene hambre o necesita un abrazo en el que nos podemos ocupar.

Os dejo la plegaria de la serenidad atribuida al doctor Reinhold Niebuhr:

“Concédeme, Dios mío, la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar. El valor para cambiar lo que cambiar pueda. Y la sabiduría para discernir la diferencia”

miércoles, 4 de noviembre de 2015

La celebración de un éxito es el combustible para los siguientes.

Son muchos los que viven en la felicidad derivada, esa que tendrán cuando acaben de pagar la casa, cuando se casen, cuando tengan niños o cuando acabe este proyecto, este examen o cuando por fin tenga el título.

Y cuando llegan a esa meta ansiada, se cumple el objetivo, no se paran a saborearlo un momento, enseguida están pensando en lo siguiente. Si han pagado la casa en una casa más grande, se casan y piensan en tener hijos, cuando los tienen en que crezcan y así hasta el infinito, corriendo tras esa felicidad que parece que se escapa. Como el conejo corriendo detrás de la zanahoria que cuando va a llegar le ponen más lejos.

Un compañero contaba como en la empresa tenían costumbre de salir a celebrarlo y cenar con el equipo cada vez que se acababa un proyecto. En una ocasión, con prisa y nuevos proyectos entrando, dejaron de celebrarlo y cómo los hábitos, igual que se adquieren se pierden, dejaron pasar esas ocasiones.

La semana pasada acabaron un proyecto y propuso salir a celebrarlo en equipo. El primer paso para recuperar un buen hábito, empezar. Esa cena supuso un chute de energía para todos, un momento de encuentro, de contar anécdotas, de acercar posturas, de reconocimiento. Celebrar en equipo es el aceite que engrasa el funcionamiento futuro.

Estamos en un mundo hostil al descanso, no nos lo permitimos ni cuando lo necesitamos, vivimos en una aceleración continua. Y en muchas ocasiones, cuando el trabajo ha sido intenso, el reto era ambicioso, nos sentíamos retados y motivados, llegamos cansados, exhaustos, con necesidad de parar. Permitirnos parar y disfrutar del logro nos permite recargar las pilas, recuperar energía y enfrentar los nuevos desafíos con renovadas ganas.

Y el disfrute no sólo está en lograr el objetivo, que en ocasiones no alcanzamos, como los que este año querían alcanzar la cima del Everest y no ha podido ser, tragedias mayores se han impuesto. Tenemos que aprender a disfrutar del camino, la felicidad la llevamos en nosotros, en lo que somos y en cómo vivimos cada instante.
Celebra tus logros y los de los demás
La celebración de cada pequeño éxito, de cada paso, nos lleva a dar el siguiente, nos anima. El ánima que significa en latín el alma, nos infunde espíritu para seguir. Cualquier gran caminata comienza con un primer paso. Cada paso nos acerca más al destino. Grandes celebraciones para los grandes éxitos y pequeñas celebraciones para los más modestos.

Me encantan esos profesores que se fijan en cada pequeño progreso, en cada aspecto positivo, para felicitar, celebrar con los chavales el logro, resaltar lo positivo y animarles a seguir. Lo mismo esos líderes de equipo que celebran cada avance y aprendizaje de alguno de sus miembros.


La celebración de un éxito es el combustible para los siguientes. Incluso la celebración de un fracaso si es que el fracaso mereció la pena (de fracaso en fracaso hasta el éxito final). Celebra tus logros, celebra con el equipo los logros colectivos y celebra los logros de quienes te rodean.

viernes, 30 de octubre de 2015

El correo, cuanto más corres más te llega

El 78% de 2000 entrevistados asegura sentirse en ocasiones estresado por el correo electrónico, yo soy uno de ellos ¿y tú?

En ocasiones el correo se desborda, bastan unos días sin conectarme para tener cientos de correos. La vuelta de vacaciones al trabajo si no te has conectado, cosa recomendable, puede ser estresante ante ese montón.

Tengo un compañero que a la vuelta de vacaciones aplica una solución drástica, que seguro muchos tildan de irresponsable. Selecciona todos los correos de la bandeja de entrada y los borra sin pensárselo dos veces. Cuando le he preguntado me dice que si es importante ya llamarán. El sistema parece que le funciona, los de alrededor cómo puedo ser yo mismo, ya sabemos que si tenemos algo importante mejor llamar.

Puede que sea porque soy de otra generación o que él ya está cercano a la jubilación, yo no soy capaz de adoptar esta solución tan rápida. Seguro que lleva a tener más llamadas. Lo que si he observado es que ese correo acumulado se gestiona más rápido, muchas cosas ya se han solucionado y contestar un correo detrás de otro es más sencillo.

Gestionar el correo en conjunto, reservar un tiempo para el correo y no ir viéndolo y contestándolo cada vez que llega, es útil para el correo vacacional y también para el correo diario.

Una de las grandes ventajas del correo es que puedes enviarlo aunque quien lo reciba no esté en ese momento ahí (con una llamada de teléfono ocurre lo contrario, si no está no puedes comunicarte). Lo cual quiere decir que el que te envía el correo no espera que contestes inmediatamente según te llega, a no ser que le hayas acostumbrado a ello.

Como el correo puede esperar es una buena medida fijar dos momentos a lo largo del día para mirar el correo y no dejarlo abierto para que vaya entrando. Tiene dos ventajas fundamentales: Los correos se gestionan mejor y más rápido uno detrás de otro y no te interrumpen según van llegando. Tendemos a tenerlo abierto porque de vez en cuando llega un correo que nos gusta, nos agrada, lo que lo convierte en adictivo. Queremos estar siempre al día, con la última noticia, el problema es que se generan demasiadas noticias en un día.

No abras el correo según llegues, ponte primero a hacer lo más importante del día y no dejes que el correo fije tu programa. Si lo abres al llegar lo que ha llegado en el correo ocupa tu tiempo y tu cerebro y puedes olvidar las cosas importantes que habías planificado hacer.

Procesa cada correo una vez: abrir y leer para contestar si es necesario, borrar o almacenar en su carpeta correspondiente. Si decides abrir un correo que sea para gestionarlo hasta el final. Si no resuelves lo tendrás que volver a leer y seguramente lo leerás más de dos veces. Ocupa espacio en tu escritorio, en tu cabeza y tiempo de proceso.

No utilices la bandeja de entrada como almacén, si lo haces acabará desbordada, se quedarán correos olvidados y te estresará sólo con verla. Es como tener un montón de papeles encima del escritorio.

El volumen de correo electrónico crece aproximadamente un 15% anualmente. Puedes hacer un diagnóstico de cómo va tu correo viendo cuántos correos recibes al día, cuántos tienes en la bandeja de entrada (que es como tenerlo sobre la mesa) y cuantos tienes archivados.
Libro de Mike Song para la gestión del correo electrónico
Tres medidas adecuadas para la gestión del correo son las propuestas por Mike Song en el libro “The hamster revolution”, donde nos pinta como hámster en una rueda dónde cuanto más corremos más correo llega:
  1. Reducir el volumen de correo: Cuanto más correos envías más te contestan. Así que sólo envía un correo si es necesario.
  2. Incrementar la calidad del correo: si nuestro correo no está claro nos preguntarán. Dejar claro el asunto, utilizar puntos y decir si hace falta o no respuesta.
  3. Entrenar a los de nuestro alrededor, especialmente a los que más correos nos mandan. Podemos felicitar cuando nos envíen un correo adecuado o regalarles el libro de Mike Song.

De momento, por mi parte, voy a enviar este post a mis amigos y a quienes me escriben correos electrónicos. Suerte con el correo.

jueves, 22 de octubre de 2015

Seguir intentándolo suele tener el premio de conseguirlo

Los obstáculos están para distinguir el que realmente quiere algo del que no quiere (oído de Francisco Alcaide). Un niño se cae de media 4.000 veces antes de aprender a andar y creo que la gran mayoría aprendemos a andar, será que no nos lo pensamos demasiado y lo seguimos intentando.

Nacemos con la cualidad de la perseverancia, con la capacidad de aprender cosas nuevas y avanzar. Con tres o cuatro años (algunos incluso con dos) aprendemos a andar en bici sin ruedines. Puede que lo consigamos más tarde si no lo intentamos lo suficiente o si nos asustamos por alguna mala caída.
Aprendiendo a andar en bici - foto de Mariana Sapriza
Si tenemos muchas ganas aprendemos antes a leer. Mi hermana, un año menor que yo, aprendió a leer el periódico cuando yo ni siquiera era capaz de leer la cartilla, seguro que tenía más interés. Ya era suficientemente mayor cuando decidí que merecía la pena aprender a leer, todavía recuerdo el momento, en el camping de veraneo. Una vez decidida la meta comienzas a andar y el llegar es cuestión de tiempo.

En el colegio estudiábamos que el espacio recorrido es igual a velocidad por tiempo (s = v x t), lo que quiere decir que si vamos avanzando, velocidad positiva, con tiempo, siempre llegamos a cubrir cualquier distancia, es cuestión de perseverar. Como la tortuga del cuento en la carrera con la liebre.

Decía Henry Ford que tanto si crees que puedes como si crees que no puedes estás en lo cierto. Si crees que finalmente conseguirás andar seguirás intentándolo hasta conseguirlo. Si crees que conseguirás acabar la carrera se convertirá en realidad si sigues poniendo de tu parte. No vale sólo con creer hay que hacer para que los sueños se conviertan en realidad.

Edison antes de encontrar la solución que hizo funcionar la bombilla lo intento más de 1.000 veces y cuando un colaborador le pregunto si no se desanimaba a continuar le contesto que ya sabía unas cuantas formas que no funcionaban, ¡ya estaba más cerca de conseguirlo!

¿Eres de los que ven las cosas que pasan, explican lo que ha pasado o de los que hacen que las cosas sucedan?

Si mantienes la ilusión , si crees y te esfuerzas verás nuevas oportunidades, encontrarás amigos que te ayuden, como el niño de este vídeo encuentra ayuda cuando decide quitar un árbol del camino.

jueves, 15 de octubre de 2015

Volver a la esencia para disfrutar la vida

Cuándo me encuentro desbordado, abrumado, amontonado me gusta volver a la playa de los molinos en Fuerteventura, un lugar paradisiaco, especialmente por su gente, dónde me vuelvo a encontrar con lo importante.

Como vivo a más de 2.000 kilómetros esa vuelta es en la mayoría de los casos imaginaria. Podemos viajar con la imaginación siempre que nos lo propongamos.

Soñando vuelvo al verano de 1996 cuando era un esforzado estudiante de ingeniería, que acababa de dejar una beca de trabajo en Hewllet Packard en Madrid y otra como alumno colaborador de economía entre otras cosas. Metido en la vorágine con la que la sociedad nos envuelve, especialmente en las grandes ciudades, abrumados por todas las cosas que tenemos que hacer para asegurar el futuro.
Playa de los molinos en Fuerteventura - foto de enjoyfuerteventura.net
De ese correr fui unos días a Fuerteventura y acabe quedándome en la playa de los molinos. Sin televisión, sin teléfono, casi sin electricidad, salvo por un generador que entre los pocos que allí viven encendían unas horas.

En ese vivo recuerdo estoy sentado con Orlando, un majorero de pura cepa, en las rocas cercanas a la playa, charlando sin propósito, pasando el rato entre la brisa y el suave sol, contemplando las olas. Orlando es un maestro de vivir el presente, una persona amarilla de las que habla Albert Espinosa, de esas que pasan por tu vida y la transforman, te hacen ver las cosas de otra forma.

La vida es más sencilla de como la vivimos en automático, dejándonos llevar y creo que en la sencillez está el disfrute de la vida plena. Necesitamos muy poco: algo de comer, de beber y dónde cobijarnos (más sencillo en Canarias que en el Burgos, dónde hace más frío). Las demás necesidades nos las inventamos.

En los molinos una vida sencilla de pescar para comer, vender el excedente a Pon, donde los locales y algunos afortunados turistas-visitantes pueden disfrutar del pescado recién sacado del mar. Esas ocupaciones dejan tiempo para disfrutar de las personas, de las conversaciones, del silencio, del sonido de las olas.

La vida tiene sus ciclos y si no seleccionamos de vez en cuando que hacer acaba llena de actividades, cómo los trasteros acaban llenos de cosas viejas si no los vaciamos de vez en cuando. Por eso es bueno parar de vez en cuando y si lo estás dudando te recomiendo repasar el post “tiempo para parar

Vivimos como si fuésemos inmortales. Tanto pensar en el futuro se nos olvida pensar en el presente; viviendo el futuro dejamos de vivir el presente. Como ejemplo nos puede pasar que preocupados y ocupados en el futuro de nuestra familia podemos perder esa familia por no ocuparnos de su presente.

Si estás abrumado es momento de parar, de pensar qué es lo importante, porque si no reservas tiempo para lo importante lo importante te acabará dejando a ti (para eso hay que dejar lo menos importante). Qué tanto correr no se te olvide vivir, aquí y ahora. Pensar en los molinos me recuerda las cosas importantes, la importancia de las personas.

El otoño es momento de soltar, dejar caer las hojas que nos sobran como les sobran a los árboles, dejar cosas para que otras puedan brotar con más fuerza en primavera. Menos es más, tener menos es ser más. Como la playa de los molinos cambia su arena dorada por arena negra en otoño.

jueves, 8 de octubre de 2015

Confiar para avanzar

La confianza es la base de las relaciones, hace que las decisiones sean más rápidas y facilita la comunicación. La ausencia de confianza dificulta cualquier avance, oculta información, genera rivalidad e intrigas.

Stephen M.R. Covey hijo del famoso Covey por el libro “Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva” profundiza en la importancia de la confianza en su libro “La velocidad de la confianza”. Dos libros que recomiendo leer. Sobre los 7 hábitos ya escribí un post; en este abordaremos la importancia de la confianza, tanto con nosotros mismos como con los demás, recogiendo las principales ideas del libro “la velocidad de la confianza”.

Según Covey la confianza se basa en cuatro pilares:
  1. Integridad: Hacer lo que dices. Esta integridad se apoya en la coherencia entre lo que piensas, sientes, dices y haces.
  2. Intención: tener buenas intenciones (sin intenciones ocultas). Decía Gandhi que si hay duda sobre las motivaciones de una persona todo lo que hace queda contaminado.
  3. Competencia: Saber hacer sobre el tema encomendado. Seguramente no dejarías la gestión de la empresa a quien no supiese sumar, aunque tenga muy buenas intenciones. Como no dejarías al cuidado de tus hijos a quien no considerases competente.
  4. Resultados: Los resultados obtenidos previamente suponen una garantía de que esos resultados se pueden volver a obtener.
Son estos cuatro pilares los que debemos desarrollar para generar confianza en nosotros mismos y de los demás hacia nosotros.
Para escalar debes confiar en quien te sustenta
Foto de Edu-im en Flickr - Rapel
La confianza generada aporta dos resultados inmediatos:
  • Aumenta la rapidez con la que conseguimos los resultados: las comunicaciones son más fluidas, el llamado voto de confianza puede hacer que nos permitan nuevas iniciativas.
  • Disminuye los costes, es necesaria menos supervisión, no nos alargamos en negociaciones interminables. Si no hay confianza pagamos el impuesto: redundancias (por si acaso), burocracia y ejercicio de la política, además de penalizar la colaboración, la lealtad y la innovación.
La confianza suele ser un camino recíproco, para que confíen en ti debes confiar en los demás y si no confías en los demás lo normal es que los demás no confíen en ti. Debemos buscar el equilibrio entre ser desconfiados y ser ingenuamente confiados. Un buen consejo puede ser confianza condicionada para quienes acabamos de conocer y confianza en abundancia para quienes se la han ganado.

Si no confías debes contrastar lo que te cuentan. En una organización en la que falta confianza habrá muchas conversaciones de pasillo, se generarán guerras internas, habrá reuniones antes y después de las reuniones oficiales, en las reuniones oficiales no se tratarán con sinceridad los problemas reales y habrá que estar a interpretar lo que se dice.

La falta de confianza lleva a tener que estar pendiente de todos los detalles, si no confías en tus colaboradores supervisarás todo lo que hacen (micromanagement) lo que impedirá que se desarrollen y que te ayuden a conseguir los resultados con todo su potencial.

La confianza se va construyendo aunque basta un momento para destruirla, recuperar la confianza cuando se ha perdido suele ser más difícil que construirla inicialmente, aunque no es imposible de recuperar.