viernes, 14 de noviembre de 2014

¿Controlas tu tiempo? ¿Controlas tu vida?

Foto de Infocux technologies
¿Cuántas veces te sorprendes diciendo “no tengo tiempo”? El tiempo es vida, prueba a cambiar la frase “¡no tengo tiempo!” por “¡no tengo vida!” Cambia la forma de verlo.

Esta semana me he encontrado más de una persona que comenta que no ha tenido tiempo para comer, que ha decidido no parar de trabajar. Más de uno con viajes urgentes, que se adelantan y se prolongan, cambiando su vida por esos viajes.

El problema no es no poder comer algún día (qué en el fondo puedes, después vas a rendir más), que tengas viajes imprevistos, que en ocasiones va en el sueldo. El problema es cómo eso te afecta y afecta a los que más te importan y si eso es crónico, se alarga en el tiempo.

Cuando sobre-trabajes una temporada, es bueno programar un descanso, un tiempo donde te vas a recuperar. Lo que suele pasar en realidad es que si estamos muy ocupados todo el mes de noviembre, tenemos un proyecto importante que vence el día 30 de noviembre, lo vamos posponiendo todo para el 1 de diciembre. Cuando llega el 1 de diciembre, que pensamos que vamos a estar más liberados, estamos sepultados en cosas pendientes que hemos dejado para ese día, a todos les decíamos hablamos el 1 de diciembre. La carrera sigue.

Es más inteligente y productivo reservar unos días más tranquilos del 1 al 10 de diciembre (el proyecto que acaba el 30 de noviembre podría haber acabado el 10 de diciembre), dedicar el día 1 a programar todo lo que hemos dejado pendiente e ir haciendo sin estar abrumados hasta el día 10 donde parte de lo pospuesto ya estará hecho e iremos cogiendo otra vez ritmo, poco a poco; Hay que recuperar las fuerzas bien empleadas el mes de noviembre.

Es muy importante tener esa fecha de llegada, esa fecha donde las cosas van a cambiar, ese momento de fin. Tener el momento de fin nos permite estar más enfocados. En toda marcha de muchas horas también se programan descansos, antes de agotar al cuerpo y que te de una pájara, como las de ciclismo.

Como ejemplo me encantan las madres trabajadoras, que cuidan y protegen su hora de salida para llegar a casa. Durante la jornada seguramente toman menos cafés, tienen menos charlas triviales, son más productivas y lógicamente se enfadan cuando se pone una reunión más tarde de la hora normal de salida. La cultura de la empresa puede ser otra, puede que la hora de salida sean las 18 y lo normal sea salir a las 20. Si vas a salir a las 20 programas tu trabajo para salir a esa hora, si quieres salir a las 18 te organizas para salir a esa hora y normalmente haces el mismo trabajo. Las fechas, las horas límites hacen maravillas.

Stephen Covey habla de la escalera del éxito, los esfuerzos que hacemos para subir por ella, muchos días, meses y años de esfuerzo. Cuando algunos llegan arriba se dan cuenta de que tienen la escalera apoyada en la pared equivocada ¿Tienes tu escalera apoyada en la pared adecuada? ¿Tienes claro dónde quieres llegar? ¿Estás dispuesto a pagar el precio?

Pon fechas límites, horas límites, te ayudarán a trabajar mejor, ser más productivo y hacerlo con más alegría. Ver el final del túnel anima a seguir avanzando.

Planifica una parada, un área de descanso, un tiempo de reflexión, para saber a dónde vas, si haces lo que tienes que hacer. Lo mejor es hacer lo que hay que hacer, no hay nada más absurdo que hacer eficientemente cosas que no hace falta hacer. Parar, pensar, descansar, conectar contigo y con los demás, conectar con la vida. La vida, el tiempo, se vive cada día.

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